Las machistas y los feministos
Que los extremismos son malos y especialmente para los cortos de mollera que vuelcan todos sus esfuerzos en ellos es algo evidente.
Y si ese extremismo te lo quieren meten a puñetazos, es aún peor.
La situación que se está convirtiendo en predominante (y especial y desgraciadamente en las administraciones) en la que «por corrección política» hay que llenar los textos de arrobas y os y as separados por barras es completamente absurdo.
Ya me costó una absurda «discusión» con una persona de mi centro al año pasado (a la que no echo demasiado de menos por ese pensamiento tan sexador y por otras cosas) y sigo pensando como entonces: el idioma no es sexista; lo hacen sexista las y los (los menos) que así les interesa.
Cuando estoy en una clase de aeróbic y se dirigen al grupo en femenino, no se me ocurre decir «oye, que soy el único chico; no hagas sexista el idioma, pronúncialo con una arroba». Soy parte del colectivo y el colectivo es femenino. Eso no daña mi visibilidad (a no ser que yo mismo me menosprecie).
Sí que es verdad que hay expresiones sexistas e incluso malsonantes u ofensivas, y habitualmente éstas están referidas a las mujeres. Esas expresiones son las que deberían quedar fuera de nuestro vocabulario habitual y sobre todo de los medios.
Pero de ahí a inventar palabras femeninas cuando el sustantivo tiene sentido neutro y absoluto pero tratamiento gramatical masculino como por ejemplo seres, aprendiz o el famoso miembro…. ¿Hablaríais de anarquistos o de artistos? ¿Y qué hacemos con el agua y las aguas?
Todo esto viene a cuento por la publicación este domingo el informe Sexismo lingüístico y visibilidad de la mujer, del académico Ignacio Bosque. “Una llamada al sentido común y buen sentido. Una de las funciones de las academias es aclarar este tipo de cuestiones”, asegura José Ignacio Wert, ministro de Educación, Cultura y Deporte. “Todos tenemos que hacer una reflexión profunda sobre las razones que hacen que la igualdad no avance al ritmo que debiera”, afirma Consuelo Ciscar, directora del IVAM. En él, más de una treintena de académicos de la lengua exponen el peligro y el sinsentido del extremismo lingüístico. Vale que el idioma lo crea el pueblo, pero los académicos además, estudiaron. Para que reflexionéis, Belén Esteban es pueblo y crea idioma, con eso te lo digo todo. Y encima vota…..
Bueno, pues ahora una retahíla de artículos con opiniones más o menos convergentes (y curiosamente en el mismo sentido, que suele ser el común):
- La retahíla de Pérez Reverte en Twitter: «Estaba siendo intolerable el matonismo de las ultrarradicales feminazis» recogida en un artículo del ABC.
- El artículo de Belén Altuna para ElPais «La lengua unisex«.
- El artículo de Winston Manrique Sabogal para ElPais «Sexo y lengua, abiertos en canal«.-
- «La RAE desmonta la cruzada para implantar un lenguaje no sexista» en el ABC.
Un habla sexista influirá en tener un pensamiento sexista (pero en los dos sentidos, el masculino y el femenino).
La cosa la veo yo así de simple: ¿por qué no se quiere ver el masculino plural como referido a «los seres humanos»? Así, si alguien habla en femenino plural, yo lo entenderé como «las personas».
¿Solucionado?
Por cierto, feliz día a las mujeres trabajadoras (sobre todas las que trabajan doble, en casa y fuera de ella) y por supuesto, a los hombres que también tienen el privilegio de trabajar tal y como está el percal.