Ayer os comentaba la tremenda jaboneta que nos metimos en Sierra Nevada este fin de semana. Un esfuerzo físico y mental recompensado por la compañía, las vistas, las sensaciones al llegar a cima y una comida el domingo de las que no disfrutas todos los días.
Además, ayer salieron las notas del Nivel Avanzado 2 de inglés de la EOI de Cartagena. Y a pesar de mis incertidumbres sobre la competencia oral (el speaking), aprobé todo.
Por la noche, y en un estado de relajación física y mental tremenda me dio tiempo a pensar en lo divino y lo humano y quería compartir con vosotros esas cosas que te pasan por la cabeza de vez en cuando, porque en un par de días se me han acumulado sentimientos comunes. Y además, tremendamente agradables.
La visión de Sierra Nevada cargada de nieve a finales de junio como nunca la había visto y pocos recuerdan, la condición física en la que me encuentro recién cumplidos 40 años (el número ya pieza a asustar) que me ha permitido ni siquiera tener agujetas el lunes (sólo las piernas algo cargadas), terminar esta bonita etapa de cuatro años de Escuela de Idiomas con la sensación de haber aprendido, afianzado y además, haber conocido (entre otros) a tres excelentes y especiales personas y todo ello aderezado con los papeleos de fin de curso me llevan a una extraña y extrañamente agradable sensación de plenitud.
¿Hay un más allá?
Siempre hay un más allá. Cuando hace a más de 15 años subimos el Mulhacén por primera vez en vaqueros y crampones y piolets de alquiler, creíamos que al subir el techo de la península no se podía subir más alto. En términos estrictos era cierto, pero no en términos absolutos.
Siempre puedes subir por otros sitios a la misma cima. Veredas más bellas, caminos más difíciles, sendas menos transitadas….
Competir contigo mismo, a veces dejar que te ayuden, siempre estar dispuesto a empujar a alguien que no llega pero siempre con la visión clara del objetivo a cumplir.
La vida es así, buscar nuevas metas, subir a los altos de la vida desde donde divisar nuevos horizontes hacia los que dirigirse para conquistarlos