A todos nos gustan las barbacoas. Incluso a los vegetarianos les gustan las barbacoas vegetales con sus berenjenicas, cebollicas y calabacines que sustituyen a las morcillicas, choricicos, panceta, chuleticas y demás delicatesen cárnicas.
Pero hay una cosa a raíz del último incendio acaecido en Mallorca que me ronda la cabeza y necesito escribir sobre ello.
Después de que hace 8 años un nefasto incendio de Guadalajara dejase la cifra de 11 personas en su extinción, se crearon distintas normativa que limitaba la realización de barbacoas durante los meses finales de primavera, los de verano y principio de otoño.
Eso en el ámbito comunitario, el monte abierto, las zonas de barbacoas de chiringuitos, playas y demás.
Pero el último incendio de Mallorca causado por una barbacoa en una finca por tirar unas brasas todavía activas en unos rastrojos ha terminado con más de 2.300 hectáreas quemadas, personas desplazadas de sus casas y un daño ecológico que tardará décadas en solventarse.
Esta vez el incendio se ha causado por una barbacoa en una casa particular.
¿Tiene sentido no permitir barbacoas en zonas limpias de pasto y bien mantenidas y permitirlas en cualquier patio trasero de vecino lleno de maleza y pasto seco?
Cada uno hace en su casa lo que le apetece, pero a raíz de este último incendio no puedo dejar de preguntarme por esta incongruencia que ha dejado irremisiblemente afectados más de 23 millones de metros cuadrados……