El pasado 14 de febrero, los alumnos del instituto decidieron darle una sorpresa a Tinney Davidson, una canadiense de 84 años que cada mañana los saluda cuando pasan por delante de su casa.
Tinney se mudó con su marido a Comox, en British Columbia, al oeste del país en 2007. Pronto empezaron a saludar a los chicos que pasaban por delante de su ventana camino del instituto. A pesar de que su marido falleció, Tinney sigue haciéndolo y así lo explica a la cadena local Chek News: «Me encanta hacerlo y parece que a ellos también les gusta, así que, pues ya ves, ha sido divertido durante unos años».
Muchos de esos chicos incluso andan un poco más para pasar por delante de su casa. Ginger Long cuenta al diario local Comox Valley Record que «Un día hice madalenas para mi clase de ciencia y pensé en ella. Le llevamos una y seguimos visitándola de vez en cuando».
Además, Tinney teje gorros y los vende para conseguir dinero contra el cáncer, llegando a recaudar más de 600 dólares para el hospital de la zona. La idea vino de cuando a su nieta le diagnosticaron esta terrible enfermedad: «Tiene el pelo largo y pensé que lo perdería, por eso hice algunos gorros para que ella cambiase según su estado de ánimo».
Uno de los chicos del instituto comentó en clase un día a una profesora la historia de esta señora mayor «muy guay». La profesora no lo dudó: había que invitarla a la próxima asamblea del instituto. Pero tenía que ser una sorpresa.
Así que el día elegido fue este pasado 14 de febrero. La asamblea a la que asistiría como invitada se convirtió en un homenaje en toda regla, donde se proyectó un vídeo y los estudiantes le entregaron tarjetas de San Valentín para darle las gracias por su sonrisa permanente. «Estoy abrumada, feliz y agradecida. Me hace feliz que los chicos sigan saludándome».
Historias que nos hacen volver a creer en el género humano.
Vía CadenaSER.