Pues que estamos a mitad de vacaciones.
Encantado de la vida.
Se abre la veda para que me pongáis verde.
Bueno, parece que estamos en la recta final de las vacaciones. Sólo me queda una semana.
Y diréis vosotros que menudo morro estos maestricos que tienen dos meses de vacaciones y se quejan.
Pues no me quejo. Al contrario. Me considero afortunado por elegir en su momento un trabajo eminentemente vocacional, en el que se soporta bastante stress, se asume una gran responsabilidad para con los menores a tu cargo, en el que hay que lidiar con gente maleducada disfrazados de padres que se cree cargada de razones y derechos sin apenas obligaciones y que además está mal pagado (y que cuando las cosas van bien no sube el sueldo pero sí que baja cuando van mal por la incapacidad de los políticos en administrar el dinero de todos).
Estudié la carrera, me presenté a oposiciones y tuve que estar compaginando trabajo y estudios hasta que saqué mi plaza. Y sí, tengo un buen horario y unas buenas vacaciones.
Y ya llevo tres días preparando cosicas nuevas para este año para los críos y seguiré esta semana preparando novedades para mis clases.
Y sí, tengo ganas de volver al trabajo. Porque me gusta.
Me gusta dar clases, reírme con los críos, hablar con mis compañeros…
Me gusta ser Maestro.
Y me jode los que se quejan de Síndrome Postvacacional otro año más. Vergüenza les debería de dar con las cifras de paro que hay en este país de capote torero y pandereta.
Imágen e-faro.info.
Suelo decir que es necesario romper la monotonía (que usualmente necesito que sea algo estricta) cada cierto tiempo y esa ruptura de la monotonía es incluso más efectiva si incluye cansancio físico.
Como habéis estado leyendo, he estado cinco días en los Pirineos. Un día de ida, uno de vuelta, dos de montaña y uno de garbeo. Me han acompañado tres compañeros de profesión (aunque uno no ejerza) algo mayores que yo, lo cual también te hace ver las cosas desde un punto de vista diferente.
Y como el dinero no es infinito (bufff) he tenido que regresar y volver a la rutina del verano: piscina, algo de correr, algo de bici y empezar ya a preparar cosas para el curso que viene.
El balance de mi primer día oficial de vacaciones (el fin de semana no cuenta), creo que ha sido de lo más productivo:
Como mola el veranito cuando tienes vacaciones para disfrutarlo.
Termina agosto.
Y la gran mayoría de los españolitos nos preparamos para volver al trabajo.
Este año espero oir menos tontás sobre el «Síndrome Post-vacacional», que tal y como está la situación económica del pais en general y de muchas familias en particular, parece de mal gusto que la gente se queje de volver a trabajar.
Estos años anteriores me sentaba a cuerno quemado la «noticia» de la vuelta de esta entidad (no se considera enfermedad, porque no lo es) para que la gente se autosugestionase y fuese a los psicólogos y así pudiesen hacer caja a costa de panecos y tolais varios.
Pues claro que fastidia terminar las vacaciones (a todos nos gusta estar en casa y que nos ingresen el sueldo mientras estamos viendo la tele, chafardeando por internet o haciendo deporte por ahí), pero seguro que si le das la opción de no tener vacaciones a un parado y que trabaje en verano, seguro que lo coge sin rechistar.
Yo, volveré con una sonrisa, esperando encontrar buenos nuevos compañeros y abrazar a los que ya lo eran.
Vacaciones.
Que no se os hagan cortas…
Ahora a disfrutar, descansar y demás, que luego vienen los coñazos de los psicólogos con el rollo del síndrome post-vacacional a recordarnos que estamos j0d1d0s porque tenemos que volver a trabajar.
Los parados no tienen este síndrome y supongo que les jode el doble escuchar la noticia año tras año al final del verano….
Vacaciones.
Pues empezamos las vacaciones…
Así que a disfrutar todo lo posible y no jodáis a la vuelta con la mierda de la depresión o síndrome post-vacacional (no seguidle el juego a esos psicólogos de pacotilla ansiosos de los euros que tanto os hacen falta para otras cosas), porque a todo el mundo le pone de mala leche volver a trabajar.